lunes, 31 de agosto de 2015

Vergüenzas que todos cargamos

Esta mañana venía hacia el centro en el subterráneo y una chica viajaba enfrascada en la lectura de Grey.  Ya saben, el cuarto libro de la trilogía (no estoy loca, hasta la edición de esa era la trilogía de las 50 sombras de Grey...ahora que hacemos? es tetralogía?  Existe esa palabra?  Desconozco del tema, por suerte)  Bueno, volviendo, venía la chica inmersa en la lectura, por lo que pude espiar ya estaba a pocas páginas del final.  Y yo pensé: Si yo me comprara ese libro lo forraría.

Después me sentí mal conmigo misma y me puse a pensar que cosas me avergonzaría que la gente sepa.

Que me sé al menos una canción de Arjona de memoria casi completa...

Que leí el Alquimista de Coelho

Que alguna vez, cuando recién comenzó, miré varias veces Bailando por un sueño.

Que sé lo que leía la chica del subterráneo porque leí los tres primeros libros de la tetralogía.

Qué también vi la película (pero en mi defensa diré que no pagué una entrada de cine, sino que me la bajé descaradamente pirateada de internet)...y ahora me pregunto por qué eso hace que el delito sea menos grave?

Lo sé. Soy una persona horrible.

viernes, 21 de agosto de 2015

Vendedores de falsas ilusiones

A ver, chicas, estuve en París.  Entré a Louis Vuitton y lloré para adentro la certeza cruel de que jamás en mi vida me voy a poder comprar uno legítimo.  Entonces...no se dan una idea la rabia que me dan los vendedores de carteras de imitación.

Si.  Suena muy intolerante.  Okey, la tolerancia no es mi fuerte, pero en este caso dejenmé explicarles y si después no me dan la derecha, los perdono.

Estoy cansada de ver en la calle señoras y señoritas de clase media baja, muy baja, bajísima e inclasificable portando bolsos de Michael Kors, Louis Vuitton, Prada, Gucci, Jimmy Choo.  Con zapatillas.  Con ruleros,  Combinados con el carro de hacer las compras. 

Ahora, qué pasaría si yo vendiera un riñón en el mercado negro y luego ahorrara 12 años y por fín me pudiera comprar un Louis Vuitton legítimo?? pasaría que a nadie podría convencer de que es legítimo.  Y, he aquí la gran pregunta: de que sirve tener un Louis Vuitton legítimo si no lo podés presumir siendo esta casi, casi su función primordial.  Todas sabemos que los bolsos y los zapatos de diseñador no son para lucir, no son para nuestro propio placer, ni siquiera necesitan ser cómodos o funcionales, sino que deben servir para que las demás mujeres que nos rodean (y algunos hombres) se mueran de envidia! 

Por eso y no por otra cosa me da tanta rabia la proliferación de imitaciones.  Es mucho pedir que no me arruinen la satisfacción de sentirme especial el día que logre cumplir mis frívolos anhelos?

sábado, 8 de agosto de 2015

El enigma de las botas blancas

Tengo un problema.
El calzado blanco me pone de mal humor.
Pero es que no lo entiendo!!!

Mujeres, queridas mujeres: las sandalias blancas son para las novias.  Los zapatos cerrados blancos sólo aptos para tomar la comunión. Fuera de eso...nada.
Más aún que los zapatos me molestan especialmente las botas blancas.  O sea, a menos que bailes en "Pasión de sábado" porque te pondrías un par de botas blancas???  Si en invierno no se usa color blanco y en verano no se usan botas...cuándo/por qué/para qué?

Les dejo un tip para cuando tienen dudas: Toman el calzado en la mano (vale también para la ropa), cierran los ojos y visualizan...Si se pueden imaginar a Vicky Xipolitakis usándolo,  lo devolvemos al estante, caminamos despacio pero firmemente hacia la puerta y nos vamos. 

Ahora...hombres...muchachos de mi vida...los mocasines blancos dan tanguero en decadencia o gigoló venido a menos. No son elegantes.  Son grasa.  No se admiten bajo ningún concepto, excepto para enfermeros, matarifes y carniceros.

Es otro comentario que apunta a hacer de nuestra ciudad un lugar mejor donde vivir.

jueves, 6 de agosto de 2015

Vacaciones de infierno

La verdad es que la persona que inventó las vacaciones de invierno debe haber estado bajo el influjo de drogas pesadas.

NO ENTIENDO!

¿A quién, en su sano juicio, le puede parecer divertido que la ciudad sea invadida por una horda de locos bajitos que impiden caminar, entrar a un cine, o tomar un café en un local de comidas rápidas (con o sin payaso poseído)?

Este año me dije "a mí no me agarran"...y me fui de vacaciones.  Creo que es la primera vez en mi joven y glamorosa vida que salgo de vacaciones de invierno. Y la última.  Háganme acordar.  O mátenme si me olvido. Pero no me dejen volver a sufrir.

El problema comienza con las reservas de hoteles.  Todo lleno.  Hasta pueblos que no figuran ni en los mapas están con su capacidad colmada.  Explíquenme eso!!!  Por supuesto donde conseguís disponibilidad el precio es desproporcionado.  O sea, no te pueden cobrar un hotel de Villa Cardones al mismo precio que el Hilton en temporada baja! Chicos, todo bien, es muy lindo el norte..pero no es para que se emocionen así con los precios!!!!

La diversión continúa en el aeropuerto. Vas dos horas antes de la salida del vuelo y la sensación es de un hormiguero gigante que fue pisado por el monstruo grande que pisa fuerte de la canción de Gieco.
Gente que corre arrastrando valijas, chicos que juegan en todos lados, padres que pierden la paciencia, empleados de counter que no la pierden porque jamás la tuvieron...y uno que lo único que quiere es que la tortura termine, subirse al avión y huir.

Pero como no hay mal que dure cien años, eventualmente llegás a tu destino.  Noroeste allá vamos!!
Llegás con tus ilusiones de comidas típicas, de paisajes inolvidables.  Mi experiencia fue la siguiente:

Llegué de noche.  Hacía un frío de los mil demonios de la Antártida. Abrigada hasta los dientes salí a comer y a comprar una excursión.  Compré un paseo de todo el día para el día siguiente, de esas que te hacen levantar bien temprano.  Todos los lugares de comida estaban cerrados y con temperaturas gélidas me tuve que conformar con un par de empanadas medio frías.

Al día siguiente me levanté a las 7 de la mañana.  Vieron La Marcha de los Pinguinos? bueno, hacía más frío que eso. Me puse camiseta térmica. polera, pullover, campera, bufanda, gorro de lana, guantes, medias dobles, calzas y botas.  Salimos de excursión. De esas lindas..que te hacen caminar más que Moisés cuando cruzó el desierto.  A las 10 de la mañana me quería matar.  Cuando el sol salió la temperatura se elevó como 20 grados. Cuando caminaba en medio del paisaje polvoriento sentía como algunas partes de mi cuerpo iban derritiéndose.  Al mediodía la temperatura rozaba los 30 grados.  y nos llevaron a almorzar. Locro. Con cada cucharada las gotas de sudor corrían por mi nuca.  Me tuve que comprar una remera de mangas cortas en un puesto de artesanías.  O sea, una remera de turista. Odio las remeras de turista.  Odio con el alma esas remeras que dicen: "Alguien que me quiere mucho fue a Bariloche/MardelPlata/Cariló/Anillaco/Misiones...y me trajo esta remera"...pero era eso o la deshidratación.  Feliz de la vida me saqué todo y me quedé fresquita!! Ahora si!...no, ahora no, a las dos horas se nubló y casi me agarro una pulmonía.

Bueno, podría estar horas escribiendo sobre lo descabellada que me resulta la idea de ir de vacaciones de invierno. Pero creo que ya dejé claro mi punto.   Y tomé una firme decisión:  A partir del año que viene voy a ir de vacaciones de invierno en verano.